El sobrepeso y la obesidad generados por los desórdenes alimenticios durante la pandemia pueden llegar a incrementarse, inclusive a nivel cardiovascular, tras las fiestas de Navidad y Año Nuevo, según especialistas en nutrición que aseguraron que las emociones de los reencuentros pueden jugar un papel preponderante en estos aumentos.
“No hace faltan las fiestas para saber que ya hay sobrepeso en la población y que después de estos festejos saldremos con dos o tres kilos más” dijo a Télam el especialista en nutrición Matías Marchetti, quien señaló a Télam que durante la pandemia “intervinieron muchísimas emociones que produjeron cambios de hábitos a la hora de alimentarse”.
Una reciente encuesta de la Sociedad Argentina de Nutrición, que consultó a adultos de 18 a 70 años, reveló que casi 6 de cada 10 argentinos subió de peso durante la cuarentena. El 78,5% aumentó de uno a tres kilos, mientras que el 18% incrementó de tres a cinco, y un 3,5% más de cinco kilos.
Para Marchetti, durante las fiestas “esa ansiedad y emoción de encontrarse o la incertidumbre de saber si estás contagiando a uno de tus familiares se ven muy marcadas en la fantasía” de las personas.
En este punto, el profesional manifestó que “hay que pensar de antemano que si uno come un plato salado, un plato dulce y brinda con una copa no le hará mal por una noche, el tema es pasarse al abuso y a las porciones ilimitadas”.
Todo esto se ve incrementado por el comportamiento del argentino ante la comida para estas fechas, “en la que empieza con un asadito al mediodía y luego sigue con unas medialunas a la tarde y las cosas típicas de Navidad después”.
Para la nutricionista Laura Bosoño, la Navidad y el Año Nuevo “son momentos en los que la comida y la bebida ocupan el centro” y consideró que “luego de un año de muchas privaciones y restricciones, durante las fiestas habrá que estar atentos a los desórdenes en la alimentación y limitar los excesos”.
Repensar los hábitos alimenticios ante la atención depositada en el virus Sars CoV-2 resulta clave a la hora de no incurrir en desórdenes que puedan acarrear otras enfermedades.
“Las fiestas invitan también a disminuir algunos cuidados pero los riesgos de bajar la guardia en este momento siguen siendo muy altos”, destacó Bosoño y consideró que las afecciones como la obesidad o la malnutrición -que no está relacionada nada más al consumo calórico sino a la diversidad de nutrientes- tienen una prevalencia en la población Argentina muy alta, por lo que es necesario repensar nuestros hábitos”.
Para la titular del grupo L, empresa proveedora de alimentos para organismos estatales, si tenemos la convicción de que “somos lo que comemos”, atender cada día -incluida las fiestas- a lo que ingerimos es esencial para esa prevención.
Según el Ministerio de Salud, en Argentina 6 de cada 10 adultos presentan exceso de peso; mientras que el 30% de los niños y niñas en edad escolar tienen sobrepeso y un 6% tienen obesidad.
La nutricionista Luciana Valeiras, de la Fundación Cardiológica Argentina, consideró que el encierro “hizo que estuviéramos comiendo demasiado, a veces no tan sano”.
Asimismo, advirtió que “se redujo mucho la práctica de actividad física, entonces llegamos a fin de año quizás con un poco más de sobrepeso y eso no ayuda a la salud cardiovascular”.
Para evitar los excesos, Valeiras recomendó “no comer en cada uno de los encuentros por las fiestas como si fuera la última vez”. Esto significa tratar de comer porciones moderadas, reducir la ingesta de bebidas alcohólicas y siempre intentar reservar el consumo de alcohol para el momento del brindis o de la comida.
“Educarse sobre las emociones en estas fiestas”, recomendó Marchetti, quien destacó la necesidad de poder dominarlas para no incurrir en excesos que terminen inflamando, apostando más a la comida real y menos a los alimentos procesados.